Nuestros médicos utilizan distintas pruebas y procedimientos para detectar cambios cancerosos en la mama. Estos incluyen:

• antecedentes médicos
• examen físico
• pruebas de diagnóstico por imágenes, incluso mamografía, ecografía y resonancia magnética

Si un médico encuentra indicios de cáncer de mama, podemos realizar otras pruebas, inclusive una biopsia de mama, para obtener más información sobre qué tipo de cáncer es y cuán avanzado se encuentra. La biopsia es el único examen que permite diagnosticar el cáncer de mama de forma definitiva.

La biopsia también brinda información sobre los marcadores tumorales del cáncer de mama, que son los que determinan qué fármacos se deben utilizar en el tratamiento. No todos los tipos de cáncer de mama son iguales ni se tratan de la misma manera. Por lo tanto, es importante que el equipo de atención médica tenga esta información antes de poner en práctica un plan de tratamiento.

Luego de tomar una muestra de tejido del cáncer, habitualmente medimos los niveles del receptor de estrógeno y del receptor de progesterona. La cantidad de estos receptores que está presente en un cáncer de mama invasivo se puede usar para predecir cómo responderá el tumor a los tratamientos que disminuyen las hormonas en su cuerpo. (Algunos ejemplos de esos tratamientos son el tamoxifeno y los inhibidores de la aromatasa).

En los carcinomas invasivos también medimos rutinariamente la presencia de una proteína llamada factor de crecimiento epidérmico humano 2 (HER2), que también puede incidir en las opciones de tratamiento. Por ejemplo, el médico puede recomendar una terapia dirigida.

En ocasiones, la biología del tumor de mama cambia si produce metástasis, es decir, si se propaga a otra parte del cuerpo. En ese momento, el médico puede pedir otra biopsia para verificar los marcadores. También podemos realizar pruebas más especializadas, que podrían ayudarnos a determinar si los ensayos clínicos que investigan nuevos tratamientos dirigidos le beneficiarían.