Beryl McCormick, MD, FACR

Mi interés por la medicina comenzó a una edad temprana. Cuando era niña, a menudo padecía infecciones y nuestro médico de cabecera hacía una visita a domicilio y me recetaba antibióticos. Por lo general, me sentía mejor muy pronto y comencé a respetar los poderes curativos de la medicina. En la facultad de medicina, investigué sobre la leucemia infantil y aprendí por primera vez sobre la radiación como tratamiento para el cáncer. Este campo me atrae porque me encantan las matemáticas y la física.

Las pacientes llegan a mi consultorio con una gran variedad de conocimientos, preocupaciones y expectativas sobre el cáncer de mama. “¿Es seguro estar cerca de bebés o niños cuando recibo radiación en las mamas?” es una de las preguntas que más comúnmente hacen. La respuesta es sí: los rayos externos que utilizamos se encienden y apagan como un interruptor de luz. Esto significa que no hay radiación que permanezca en la habitación después del tratamiento, ni tampoco que salga con las personas que reciben radiación.

Los pacientes también quieren saber cómo podemos estar seguros de que la radiación funcionó. Algunos tipos de cánceres tienen lo que llamamos “marcadores” que nos dicen qué tan bien funcionó el tratamiento (ya sea cirugía, radiación o un tratamiento sistémico como la quimioterapia). El cáncer de próstata en los hombres es el mejor ejemplo; un simple análisis de sangre para detectar el antígeno prostático específico (un marcador del cáncer de próstata) proporciona información sobre el éxito del tratamiento.

A pesar de muchas investigaciones pasadas y en curso, todavía no disponemos de un marcador de este tipo en el cáncer de mama. Sin embargo, las imágenes de las mamas después del tratamiento, como una mamografía, pueden ayudarnos a comprender si el tratamiento funcionó. Una vez que las pacientes completen el tratamiento, sus médicos les brindarán más información sobre los tipos de estudios de imagenología que se pueden usar para monitorear la respuesta al tratamiento según el tipo y el estadio del cáncer de mama.

Me esfuerzo mucho por comunicarme de una manera que pueda conectar con todas las personas que acuden a mí en busca de atención. Trabajo para tranquilizar a mis pacientes sobre la eficacia de la terapia compartiendo la excelente evidencia que tenemos de miles de pacientes que han participado en ensayos clínicos sobre el cáncer. Me gusta ser alegre y acogedora, como lo sería con cualquier persona que me visite en mi casa. Espero que los pacientes se vayan con una mejor información sobre su afección y plan de tratamiento.

Actualmente, estoy investigando la eficacia de la radiación versus la observación en pacientes con carcinoma ductal in situ (DCIS), de bajo riesgo, un tipo de cáncer de mama no invasivo. También he contribuido a un tratamiento novedoso para ciertas mujeres mayores sin radioterapia (RT).

Continúo perfeccionando el uso de la radioterapia en posición decúbito prono (boca abajo) para personas con cáncer de mama. Esto ayuda a mejorar los resultados cosméticos a largo plazo y a proteger órganos vitales como el corazón y los pulmones. Mi investigación más reciente explorará si la radiación mamaria después de la cirugía tiene un efecto en la capacidad de los pacientes para hacer ejercicio.

Además de realizar investigaciones destinadas a mejorar las formas en que utilizamos la radioterapia para el tratamiento contra el cáncer de mama, he brindado asesoramiento sobre las mejores prácticas para el tratamiento y manejo del cáncer de mama a nivel nacional. Trabajé durante más de 20 años en el comité de mama del panel de pautas de la National Comprehensive Cancer Network (NCCN). Soy expresidenta del Comité del Programa de Mama de la American Society of Clinical Oncology y expresidenta del Breast Committee del Radiation Therapy Oncology Group Cooperative Group. He formado parte de muchos paneles de consenso y he escrito extensamente sobre el cáncer de mama y de ojos.

En mi tiempo libre, me encanta bordar y tejer, hacer jardinería y viajar con mi familia.