Darío quedó asombrado cuando supo que tenía cáncer colorrectal.
Cómo el cáncer de recto me enseñó a nunca darme por vencido: la Historia de Darío
A principios de 2015, Darío Cortés perdió mucho peso. Lo atribuyó a ciertos cambios saludables que había hecho en su alimentación. Pero también comenzó a sangrar por el recto y sabía que eso no era normal.
Darío, un administrador de educación superior jubilado, consultó con su médico primario. Luego fue referido a un especialista en cáncer de un hospital de Nueva York. El especialista, sin embargo, no pareció tan preocupado como Darío.
“Dijo que no podía ser cáncer porque me había hecho una colonoscopia tres años antes y había salido bien”, recuerda Darío, ahora con más de 60 años de edad.
El oncólogo pensó que Darío tenía hemorroides. Le recomendó una inyección de Botox® para relajar los músculos que rodean el recto. Este plan no le pareció del todo correcto a Darío, pero decidió confiar en el médico y someterse al tratamiento.
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Dos semanas antes de recibir el tratamiento de Botox, Darío notó un bulto pequeño fuera del ano. Le molestaba, así que le pidió al oncólogo que se lo quitara. Cuando se realizó la biopsia de la muestra extraída, Darío recibió la desafortunada noticia: tenía cáncer de recto en etapa temprana.
Una Nueva Conexión
El cáncer de recto es similar al cáncer de colon. Ambos son cánceres del intestino grueso, que mide alrededor de seis pies de largo. El colon ocupa los primeros cinco pies y medio del intestino grueso. El recto las últimas seis pulgadas.
Darío solicitó el consejo de una amistad familiar, Peter Scardino, un cirujano de cáncer de próstata de Memorial Sloan Kettering. El Dr. Scardino le recomendó que consultara con Julio García-Aguilar, Jefe del Servicio Colorrectal de MSK.
Darío pidió una cita con el Dr. García-Aguilar a través del Servicio de Acceso de MSK para Pacientes. Supo que estaba en buenas manos cuando lo conoció en marzo de 2015, y se enteró de que el Dr. García-Aguilar además de ser médico, era investigador científico. Esto le mostraba a Darío que ambos compartían la pasión por la investigación y el descubrimiento de nuevas fronteras.
“Confié en él desde el principio”, dice Dario. “Yo soy investigador también, y me he dado cuenta que, por lo general, los médicos que realizan muchas investigaciones tienden a ser los más actualizados en la última tecnología en su campo”. También tenían otras cosas en común: ambos hablan español y les gusta montar bicicleta.
El Dr. García-Aguilar ordenó una imagen de resonancia magnética (MRI) y otra biopsia para confirmar el diagnóstico y evaluar el grado de la enfermedad. Basado en sus hallazgos, el Dr. García-Aguilar dijo que Darío sería un buen candidato para recibir quimioterapia y radiación para reducirle el tumor, con la esperanza de que Darío no tuviera que someterse a una cirugía para extirparle el recto y el ano Esta cirugía curaría el cáncer pero Darío tendría que someterse a una colostomía en la cual le colocarían una bolsita externa parar recolectar sus heces.
Darío tenía confianza en el plan del Dr. García-Aguilar. Se reunió con la oncóloga médica Rona Yaeger y la oncóloga radióloga Karyn Goodman para conversar sobre los próximos pasos del tratamiento. Darío recibió cuatro rondas de quimioterapia y se le programaron 28 sesiones de radiación. Los tratamientos de radiación fueron difíciles. Darío tuvo que interrumpir su tratamiento después de 23 sesiones porque se le estaba quemando la piel, un efecto secundario que a veces ocurre con este tipo de terapia. Afortunadamente, después de 23 sesiones, Darío no presentaba signos de la enfermedad.
Recaída y Cirugía
Seis meses después de que Darío terminó el tratamiento, el cáncer volvió. El Dr. García-Aguilar dijo que, aunque la quimioterapia y la radiación fueron buenos tratamientos en un comienzo, la mayoría de las veces esta combinación no llega a eliminar totalmente el cáncer colorrectal.
“Él fue franco conmigo desde el comienzo”, comentó Darío. “Dijo que en la mayoría de los casos el cáncer vuelve. En ese momento, ya no me quedaban alternativas, así que opté por la cirugía”.
La cirugía y los resultados de cáncer colorrectal han mejorado significativamente en las últimas décadas. Hay nuevos avances tecnológicos y más opciones de cirugía. La cirugía se puede realizar de dos maneras: abierta, en la cual el médico hace una incisión de nueve pulgadas en el abdomen. La otra manera es un procedimiento mínimamente invasivo en el cual se hacen pequeñas incisiones con la ayuda de una cámara. En MSK, la cirugía mínimamente invasiva es estándar para el cáncer colorrectal. En comparación con la cirugía abierta, las personas que tienen una cirugía mínimamente invasiva sienten menos dolor y se recuperan más rápido. También suelen tener menos complicaciones y su apariencia es mejor.
La categoría de cirugía mínimamente invasiva incluye dos métodos: la laparoscopía o la cirugía robótica. En MSK, la cirugía robótica es el método más común. De hecho, MSK cuenta con uno de los programas más grandes del mundo en cirugía robótica para el cáncer colorrectal.
“La cirugía laparoscópica regular es como operar con palitos chinos. Los instrumentos son rígidos”, comenta el Dr. García-Aguilar. “Con la cirugía robótica, los instrumentos son articulables y tienen un rango de movimiento similar al de la mano humana. Se puede trabajar con mucha más precisión”.
En agosto de 2016, Darío se sometió a un procedimiento robótico de tres horas en Memorial Sloan Kettering. El Dr. García-Aguilar extrajo una porción del colon de Darío, además de su canal rectal y anal, y lo preparó para una colostomía. Darío regresó a su casa al día siguiente. Anteriormente, los pacientes tenían que pasar una semana en el hospital para recuperarse de una operación de cáncer colorrectal.
“Se Desarrolla la Habilidad de Adaptarse”
Darío se adaptó bien a la colostomía. Su intención era continuar con sus actividades favoritas, como el ciclismo e ir a la playa. Una de sus enfermeras, Kaci Costello, recomendó colocarle un sistema de irrigación que le permitiría vaciar su bolsita una vez al día, dándole más flexibilidad para realizar sus actividades diarias.
“Comencé a ser creativo con respecto a mi nuevo estilo de vida”, comenta Darío. “Uno desarrolla la habilidad de adaptarse. Es como tener lentes de contacto, un aparato auditivo o un reemplazo de cadera; todos tenemos algo”.
Después de la cirugía, Darío tuvo citas de seguimiento con el Dr. García-Aguilar una vez al año, pero ya ha pasado suficiente tiempo para no tener que ir a más citas con él. Se le realizan colonoscopías cada año y todavía va a la consulta con la Dra. Yaeger cada seis meses para sus chequeos, los cuales incluyen una tomografía computarizada (CT scan) y análisis de sangre. A Darío le gusta visitar su portal de paciente de MSK para ver su evolución y mejoría con el paso de los años.
“Cuando visito el portal en MyMSK puedo ver los resultados de las pruebas año tras año”, comenta Darío. “Le muestro a la gente: así fue como supe que tenía cáncer, así es como estoy hoy. Me gusta ver las cifras. Me dan seguridad y confianza. Es una manera de usar la tecnología para cuidarnos”.
Cómo Vivir Plenamente después del Cáncer
Desde su tratamiento, Darío logró alcanzar muchas metas personales y profesionales. Se jubiló en noviembre de 2019 después de una larga carrera en educación. En 2017, llevó a su hija Natalie al altar. Dos años más tarde, Natalie tuvo mellizos, Lyla y Ford.
“Tener nietos ha sido una experiencia extraordinaria”, dice Darío. “Es fascinante empezar a conocer sus personalidades”. Su otra hija, Sherry, trabaja exitosamente como archivista de una universidad.
También ha viajado mucho. Además de visitar a sus nietos en Texas, recientemente viajó a Machu Picchu, Perú y al Sudeste de Asia. Actualmente está planeando un viaje a Europa del Este.
“Jamás podría haber logrado todo esto si hubiese permitido que el cáncer tuviera la última palabra”, dice Darío.
“Me hubiera perdido a mis hijas, a mis nietos, el trabajo, la jubilación y los viajes. El tiempo pasa y si no actúas, más tarde te lo reprocharás: ‘ojalá hubiera hecho esto o aquello’. Todavía puedes hacerlo”.
Darío es voluntario en MSK y sirve como orientador para personas que hablan español y han sido diagnosticadas con cáncer colorrectal.
“En la cultura latina, no se habla del cáncer”, dice Darío. “Tendemos a mantenerlo en privado. Muchos hombres no quieren someterse a una cirugía y por eso un profesional de MSK puede preguntarles: ‘¿le gustaría hablar con un paciente que fue operado recientemente y que habla español?’ Brindar mi tiempo y conocimiento me hace sentir muy bien”.
A menudo Darío les aconseja que no retrasen el tratamiento que necesitan.
“Creo que es importante ayudar a otros a comprender que es necesario tomar a la enfermedad por los cuernos”, dice Darío. “Marcar la diferencia en una persona haciéndole cambiar su perspectiva vale cada minuto de mi tiempo”.
El Dr. García-Aguilar dice que Darío es un modelo de cómo el cáncer puede impulsar a nuevos comienzos y cuán gratificante puede ser la vida después del tratamiento.
“La aceptación y adaptabilidad de Darío a su nueva situación, su determinación a disfrutar cada día de su vida y su disposición a compartir su experiencia con otros me impresionan”, dice el Dr. García-Aguilar.